La traqueostomía es un procedimiento quirúrgico que consiste en la realización de una apertura en la pared anterior de la tráquea para establecer una vía aérea segura. El orificio creado en la tráquea que se continúa con la piel del cuello se define como traqueostoma.
Todo paciente que es sometido a una traqueostomía pierde la capacidad para humidificar y calentar el aire inspirado. Tiene mayor riesgo de alteraciones en la mecánica de deglución y del reflejo tusígeno (vinculado con un mal manejo de secreciones) y, por tanto, aumenta el riesgo de infecciones del tracto respiratorio inferior. Además, genera disminución del espacio muerto (entre 60-70 ml) y pérdida de la presión positiva al final de la espiración (mediada por la actividad de la glotis), incidiendo en una menor capacidad funcional residual y en un incrementando del riesgo de atelectasias.
Con frecuencia el neumólogo participa en la evaluación de pacientes con traqueostomía, de ahí la importancia de conocer el manejo adecuado.
En cuanto a la epidemiología, cada año 800.000 pacientes en los EE.UU. se someten a ventilación mecánica por insuficiencia respiratoria aguda, a menudo por un período de días o semanas. Hasta el 34% de los pacientes que necesitan ventilación mecánica durante 48 horas se les realiza una traqueostomía. En Europa existe escasa documentación al respecto. En un estudio publicado por Fischler et al. refieren que la frecuencia de realización de traqueostomía en pacientes hospitalizados en UCI y con necesidad de ventilación mecánica oscila del 1,3 al 10%.
INDICACIONES
Entre las indicaciones de traqueostomía se incluyen la insuficiencia respiratoria aguda con necesidad de ventilación mecánica prolongada, la obstrucción de la vía aérea superior y la imposibilidad del manejo de secreciones (Tabla 1). Actualmente, la indicación más frecuente es la necesidad de ventilación mecánica prolongada que representa dos tercios de los casos. La segunda causa más común de traqueostomía es el traumatismo craneofacial grave.
La traqueostomía puede realizarse de forma quirúrgica abierta o percutánea. La técnica percutánea es más rápida, no requiere trasladar al paciente de cuidados críticos y es más barata debido a que no precisa realizarla en el quirófano. Por ello en aquellos pacientes en los que sea posible, la técnica percutánea es de elección.













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